Los desastres mayores producen efectos en las respuestas tanto física como psicológica. Logue y col.2 resumieron los resultados de 32 estudios de desastres de gran alcance que aparecen en la bibliografía de 1943 a 1980. Se incluyeron desde el incendio del club Cocoanut Grove en Boston, Massachussetts, en 1942, hasta la tormenta tropical Agnes (Inés) y las inundaciones resultantes en Valle Wyoming, Pennsylvania, en 1972. En todos los estudios revisados se detectaron diversos efectos en la salud:
• molestias gastrointestinales: gastritis, náuseas y vómitos, diarrea, estreñimiento
• mayor número de muertes, especialmente entre los ancianos y las personas con enfermedades crónicas
• mayor número de complicaciones con predominio de enfermedades cardiopulmonares, hipertensión y problemas artríticos
• deterioro de la salud general durante un lapso de uno a dos años después del desastre
• mayor número de abortos espontáneos y no provocados
• agotamiento físico y nervioso entre las personas que ocupan puestos de mando y que experimentaron algún conflicto en las labores que desempeñaron
• problemas neuropsiquiátricos, como depresión, ansiedad, dificultad para concentrarse, insomnios y alteraciones del sueño, perturbaciones emocionales entre los miembros de la familia, mayor incidencia de abuso de drogas, neurosis y psicosis.
Pese a que existen patrones predecibles de conducta en torno a un desastre, se advierten variaciones entre una persona y otra. Las diferencias en la respuesta psicológica pueden explicarse por la naturaleza del desastre y la persona mediadora y las variables del sistema social y de tratamiento. (Véase la figura 8-1.)
El desastre
El desastre puede describirse de acuerdo a la naturaleza del acaecimiento: incendio, inundación, sismo, choque de trenes, tornado, explosión, ventisca, accidente nuclear, intoxicación masiva con sustancias químicas, motines y otros más.
La duración del hecho también es un factor importante por considerar: una explosión termina rápidamente en cuestión de minutos; en tanto que una inundación puede prolongarse por un periodo de varios días; un accidente nuclear puede acaecer en un lapso de horas o días pero los efectos pueden tener un gran alcance y ser muy duraderos debido a la contaminación por radiación.
Figura 8 - 1 Factores principales que modifican las respuestas psicológicas ante desastre
FENÓMENO
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VARIABLES MEDIADORAS
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CONSECUENCIA
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Naturaleza del desastre Duración Intensidad del impacto Grado de alerta previa Magnitud de la destrucción Si es posible responsabilizar a una persona u organización
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Apoyo social Características demográficas (edad, sexo, raíces cultural, etc.) Experiencia previa que requiere de capacidad para afrontar un hecho Estado de salud Percepción de la situación Posibilidad de intervención en la crisis
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Reacciones psicológicas
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El grado de alerta es otro factor relevante que modifica la respuesta psicológica ante el desastre. Este factor normalmente guarda relación directa con el tipo o la naturaleza de la calamidad. Por ejemplo, es posible predecir la llegada de huracanes por medio del estado general del tiempo, la observación directa, el rastreo de las tormentas por radar meteorológico y otros métodos pues gracias a estos medios, las personas y comunidades pueden recibir la alerta con suficiente anticipación de horas o días. En contraste los terremotos sacuden repentinamente y normalmente no presentan señales de alerta, e incluso los terremotos residuales aunque pueden esperarse no pueden anticiparse con exactitud.
Tanto la intensidad del impacto como la magnitud de la destrucción guardan correlación con el grado de tensión sufrido y la respuesta psicológica a la calamidad. Un factor importante en relación con el propio acaecimiento es el hecho de considerarlo como un acto de Dios (natural), o como el resultado de un error o descuido humano (fáctico). En otras palabras, ¿alguna persona u organización puede ser responsable del desastre?
Variables mediadores
Los factores personales y sociales influyen notablemente en la reacción de una persona ante cualquier situación de estrés, algunos aspectos por considerar incluyen:
• características demográficas (por ejemplo, edad, sexo, raíces culturales, estado socioeconómico)
• elementos de apoyo social (familia, iglesia, vecindario, grupos sociales o comunitarios)
• estado general de salud (enfermedad preexistente o mala salud)
• capacidad para afrontar un hecho (por lo general obtenida a troves de una experiencia previa)
La "realidad" de las víctimas o percepción de la situación quizá sea el factor más importante que media entre el tipo de respuesta psicológica ante el desastre.
Los desastres son importantes para cada individuo en la medida en que afectan sus vidas. Por ejemplo, la persona que no percibe la gravedad de una situación tal, posiblemente tenga una reacción psicológica menos intensa que aquella que capta la situación como catastrófica. Sin embargo, la percepción suele cambiar a medida que la víctima comienza a sentir la realidad de los hechos. La mente humana es capaz de recibir percepciones tan desastrosas como la muerte en si pueda afrontarlas en un momento dado.
Los sistemas de emergencia comunitarios, estatales y federales también pueden tener trascendencia en la respuesta individual al desastre. El grado en que se cuente o no con tales servicios, quizá sea el que determine si el impacto es positivo o negativo. Para llevar al máximo una respuesta positiva, estos servicios deben incluir la disponibilidad de intervención en caso de crisis, y orientación desde el punto más temprano posible, hasta la fase de restablecimiento, que puede ser de un año o más después de la catástrofe.
Demi y Miles3 dividieron los factores que influyen en las reacciones de una persona a una calamidad, como situacionales y personales. Los situacionales se refieren al grado de alerta previa, la naturaleza y la gravedad del desastre, la proximidad física y los sistemas de apoyo y auxilio. Las reacciones a un desastre serían mayores en las siguientes circunstancias: cuando ha habido una mínima advertencia o nula; si el desastre es provocado por el hombre y no es un acto divino; si la magnitud de muertes, lesión y destrucción es grande; si la víctima se encuentra demasiado cerca de la zona del desastre y los sistemas de auxilio y apoyo disponibles están muy limitados. Entre los ejemplos de víctimas que podrían colocarse dentro de estos criterios están los supervivientes de Hiroshima.
Las variables personales incluyen proximidad psicológica, capacidad para afrontar un hecho, pérdidas concurrentes, conflicto y sobrecarga de los papeles desempeñados por el personal y la experiencia previa de la persona en desastres. El riesgo de que un superviviente sufra severas consecuencias psicológicas es mayor si estuvo psicológicamente cerca de las personas afectadas; si su capacidad para afrontar un hecho es limitada; si sufre perdidas concurrentes; si interviene en el conflicto y la sobrecarga de los papeles desempeñados por el personal y si no ha tenido experiencias con desastres o han sido mínimas. Los criterios anteriores comprenderían a los supervivientes de un sismo devastador como el ocurrido en Nicaragua en 1972.