Las enfermeras ante el caos que priva en un desastre y en sus etapas ulteriores pueden sentirse abrumadas por el número de necesidades de salud que deben satisfacer. El papel general que normalmente desempeñan muchas de las enfermeras comunitarias puede darles flexibilidad para atender situaciones diversas. Ellas no deben reaccionar en una forma rígida y predeterminada, sino que deben estar listas para ajustarse a circunstancias cambiantes conforme surjan y a problemas importantes según se vayan identificando. Sin embargo, a veces se sienten "fragmentadas" ante las múltiples exigencias que se les plantean. Durante la presión de la crisis, las enfermeras deben advertir que resulta de gran utilidad un enfoque lógico para la solución de problemas como los que ofrecen las cuatro etapas del proceso asistencial:
1. valoración inicial
2. diagnóstico
3. intervención
4. evaluación final
Incluso si no se cuenta con tiempo para la solución de un problema formal, el conocimiento del proceso asistencial ayuda a mantener un sentido de la perspectiva global y aumenta los efectos positivos de las tareas asistenciales.
Las etapas del proceso de enfermería pueden evitarse en forma concomitante, durante diversos problemas simultáneos y pueden ayudar a identificar las necesidades cambiantes que surgen en un desastre. También pueden ser de utilidad para que las enfermeras determinen la información y la experiencia que requieren de otros profesionistas de la salud y médicos, para integrar dichos conocimientos a sus tareas de asistencia.
El establecimiento de prioridades también permite enfocar los servicios de enfermería y asegurar que los esfuerzos logren los resultados deseados. Quizá resulte útil revisar las suposiciones y las características de los servicios de enfermería comunitaria y aplicarlas a una situación de desastre. Los programas y servicios deben cumplir con los criterios siguientes:33
• Abstenerse de hacer lo que las personas pueden realizar por si mismas.
• Dirigirse hacia la independencia final.
• Complementar o suplementar, pero no duplicar otros recursos.
• Producir un efecto probado en la prevención, control, cura o rehabilitación de problemas.
• Dirigirse hacia poblaciones o personas ya establecidas como blanco, es decir, aquellas que han recibido el mayor impacto positivo en la comunidad o que están expuestos a mayor riesgo de presentar problemas de salud.
Es importante conceder prioridad a problemas generados o intensificados por el desastre y devolver a las personas y a las comunidades al nivel que tenían antes de la calamidad.
Las enfermeras deben distinguir cuidadosamente entre los problemas crónicos o propios de la comunidad y los causados por el desastre. Resulta tentador, especialmente si la persona trabaja en un medio socioeconómico en el que sufren privaciones intervenir y buscar soluciones a problemas preexistentes. La intervención comprende por lo general distribuir en forma inadecuada los recursos para combatir el desastre ya que los programas de auxilio son muy costosos y están diseñados para funcionar temporalmente.
Las intervenciones selectivas pueden ejecutarse para aliviar problemas que ya existían en la comunidad en especial si las necesidades agudas de una calamidad se intensifican a causa de tales problemas. Sin embargo, las enfermeras deben estar conscientes de que la intervención inapropiada respecto a las condiciones preexistentes a menudo exacerban el resentimiento que las víctimas comúnmente sienten hacia los trabajadores en las etapas ulteriores de las labores de restablecimiento. Ellas deben considerar con gran cuidado el contexto cultural en que se sitúan sus actividades para ayudar a conservar la integridad y la trama social de la comunidad afectada y facilitar su transición a los papeles que desempeñarán en el desastre.