Al diseñar un programa educativo la evaluación final del aprendizaje tiene tanta importancia como la valoración inicial de necesidades. La evaluación final debe ser parte del diseño del programa. Se le define al mismo tiempo que los objetivos, el contenido, los métodos y los recursos. Delimita e identifica el punto de debilidad y fortaleza de los educandos y el propio programa, y mide la necesidad de educación continua. Para los adultos la autoevaluación es más significativa que la asignación arbitraria de clasificaciones o las críticas de un instructor. Ellos disfrutan participar en la evaluación de sus propios logros. Este sentido de compañerismo como el instructor "quita la solemne" a la relación tradicional entre instructor y estudiantes. Da al participante un sentido de igualdad y respeto que es parte de las relaciones de aprendizaje de los adultos. Los participantes de este modo pueden observar su progreso hacia los objetivos.
Knowles señala:
Me encuentro pensando cada vez menos en términos de evaluación final del aprendizaje y cada vez más en términos de rediagnóstico de las necesidades en este renglón y advierto que cuando mis estudiantes adultos perciben lo que han hecho al final de la experiencia pedagógica como un "rediagnóstico" y no como una evaluación, inician sus actividades con más entusiasmo y ven a este diagnóstico como algo más constructivo. Verdaderamente, como muchos de ellos señalan: que esta situación los impulsa a un nuevo ciclo de aprendizaje y así se refuerza la idea de que este último es un proceso ininterrumpido. 8
Los métodos de valoración adecuados para participantes deben incluir listas de recordatorio, cuestionarios, observaciones planeadas, entrevistas, pruebas previas y posteriores, escalas de cuantificación, inventarios y consultas "sobre la marcha". Los métodos anteriores pueden utilizarse para determinar el progreso del participante en cuanto a conceptos de aprendizaje, hechos memorizados, aplicación de conocimientos, solución de problemas, mejor rendimiento laboral, creación de nuevos intereses y cambios de actitudes.9 También es posible valorar el rendimiento en condiciones simuladas como en los simulacros con gran número de víctimas, ejercicios de desempeño de papeles y otros más.
El instrumento de evaluación debe crearse al mismo tiempo que se valoran inicialmente las necesidades. Dicha herramienta puede seguir un formato semejante a la valoración previa (cuestionario abierto-cerrado, encuesta después de la prueba, crítica verval y otros aspectos más). Entre los métodos de valoración mas eficaces están:
• valoración final por los propios participantes (valoración de su persona y de sus compañeros)
• pruebas previas y posteriores
• evaluación final por una organización ajena
• empleo de entrenadores en video
• evaluación de objetivos conductuales
• consulta sobre la marcha
El empleo de varios estilos de evaluación da al instructor una visión más general del aprendizaje que se ha logrado en el programa (o que no se ha logrado). La comparación de estos resultados permite detectar áreas de debilidad y de fortaleza en el instructor y en el propio programa Así puede determinarse la necesidad de continuar impartiendo la educación.